Aquel
domingo de abril el pueblo estaba muy tranquilo. Tim salió a la
calle pero no había nadie. De repente oyó una voz. Tim se giró. No
se lo creía, un libro que hablaba.
Me llamo
Maikel y soy un libro de aventuras.
Pues no
nos llevaremos bien, pues no me gusta leer, dijo Tim. Me tengo que ir dijo
Maikel. Tim le preguntó que si volvería a verlo y Maikel dijo que
si, todos los días en La Picota a las cinco. Tim fue todos los días
a La Picota y Maikel le fue enseñando a leer, y le dijo que leyendo
podía aprender a compartir, a respetar y a trabajar en equipo, y
añadió que incluso había libros de juegos que le divertirían.
Un día
Maikel faltó y Tim se preocupó y lo buscó por todo el pueblo. Tim
de repente escuchó otra voz, era la madre de Maikel, Aurora.
Aurora le
llevó a un sitio apartado, resulta que Maikel había caído enfermo.
Tim dijo que su médico le curaría. Aurora dijo que no que si los
descubrían lo echarían del pueblo. Tim añadió que el doctor era
su padre, y le curaría. Le dio un jarabe para la gripe y a los tres
días Maikel estaba como nuevo.
Érika
González Cáceres.