Érase
una vez un perro llamado Torvi y su dueña Alba.
Alba
sería así: flaca de piel blanca y muy larga.
Torvi
era un cachorro negro con el pecho blanco algo gordo y corto.
Un
día Torvi y Alba se fueron de paseo. Alba soltó a Torvi para que
fuera a oler unas flores y Torvi, como era un cachorro se perdió.
Alba
estaba muy decepcionada, pero se acordó de los sitios favoritos de
Torvi, debajo de las sillas, de las camas, debajo de los cojines...
en efecto estaba allí, debajo de unos cojines. Estaba tan orgullosa
de encontrar a Torvi que casi le da un patatús.
Al
año siguiente Alba fue a la perrera a adoptar otro perro al que
llamó Max, pero Torvi se puso celoso porque Alba estaba más con Max
que con él. Entonces Torvi mordió a Max y Alba se enfadó y le
riñó. Pero Torvi se sintió mal y se puso a llorar y Alba entonces,
para que Torvi no se sintiera mal devolvió a Max a la perrera.
ALBA
GUTIÉRREZ RÍOS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario