EL HOMBRE QUE AMÓ.
Había una vez un hombre
que no paraba de llorar, siempre estaba de mal humor. Nunca
encontraba felicidad y estaba aburrido. Veía que la gente que pasaba
por su barrio siempre estaban felices y más felices, sin embargo él
estaba triste y más triste.
Él era pobre, herido y
no tenía ropa nueva, sino una hecha de cuerdas viejas.
La gente no le daba
dinero, sólo una persona, una que siempre estaba más feliz que
todas, esa persona se llamaba Amada, le gustaba amar. Él más tarde
consiguió dinero y se compró ropa, algo para comer y una buena
casa.
Él quería ser como ella
que amaba y quería. Al final comprendió que lo bueno no es estar
triste, que así cogería alguna enfermedad, lo bueno es estar
contento, ayudar a los necesitados y no siempre estar triste.
Nunca volvió a estar mas
triste, sino que estuvo siempre contento. Amada le dijo que algunas
veces puede estar triste, pero no siempre. El hombre no tenía nombre
y se puso Amado. Amada y él se casaron y vivieron siempre felices.
LUCÍA PULIDO FLORES 3º
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